CRU: Una Simple Inspección

Hay un principio estadístico que es el que saca las llamadas ‘verdades irrebatibles' del ámbito subjetivo. Se trata de la simple inspección. De acuerdo con este principio, cuando las diferencias entre las cifras son ampliamente significativas, no se requiere de mayor comprobación para que nos arrojen lo que a todas luces es evidente.

Cuando el Movimiento de Adecentamiento de la Universidad de Panamá (Movadup) ha afirmado que los Centros Regionales (CRU) de dicha universidad no responden a las necesidades de los lugares en que están situados lo hace basándose en hechos. Según las estadísticas de la propia UP, esta institución, en general, ha visto disminuir su matrícula de 74 059 estudiantes que tenía en 2003 a 50 200 en 2014, lo cual representa una pérdida del 31 %. Semejante pérdida en una institución educativa sería razón suficiente para que los responsables de tal debacle renunciaran o fueran desalojados por incompetentes.

Veamos ahora las cifras referentes a los CRU en el mismo periodo: en 2003, la matrícula en los CRU era de 30 062 alumnos, mientras que en 20 014 fue de 22 856, o sea, una pérdida del 24 %.

Si hay tal pérdida de matrícula en los CRU, ello es indicio suficiente de que algo anda muy mal con lo que el alumnado espera y necesita, pues los estudiantes están abandonando la universidad pública. Y es bueno recordar que las carreras no deben ser creadas para nombrar profesores, sino para responder a las demandas educativas de los estudiantes en función de las necesidades nacionales y regionales.

Conectemos esto ahora con el aumento de la matrícula de las universidades privadas, según los datos de la Contraloría. En general, en el año 2004, estas instituciones tenían una matrícula total de 25 741 estudiantes, 6796 de ellos en provincias (26 %), mientras que en el 2013, el total general se ubica en 32 368, lo cual significa un aumento del 20 %. De manera que mientras la UP ha sufrido una pérdida de 31 %, ha habido un porcentaje de 20 % de aumento de matrícula en las universidades privadas. Luego, si dos más dos es cuatro, esto tampoco puede ser casualidad y significa que mientras muchos tienen que abandonar los estudios superiores por falta de recursos, otros hacen ingentes sacrificios para estudiar en universidades particulares, con tal de formarse en lo que sienten que necesitan y que no les brinda la UP.

Desde 2008, la Contraloría no ofrece datos desglosados por provincia ni universidad particular. Sin embargo, la cifra global para ese año en las universidades particulares era de 41 610 estudiantes, lo que significa que al mismo tiempo que la matrícula en la UP disminuía, aumentaba la de las privadas, que no operan sin el visto bueno de la administración de la UP. Como además las cifras globales comparadas de 2008 y 2013 en las universidades particulares señalan una disminución de la matrícula particular general de 9242 alumnos (22 %), ello se explica, entre otras razones, porque, tras dispararse los permisos de operación de las universidades privadas, varias de estas, después, no soportaron el proceso de acreditación, con lo cual la seriedad de la administración de la UP quedó severamente lastimada y muchos alumnos fueron estafados, inclusive en las provincias.

De modo que, por simple inspección, es evidente que la administración de la UP, al desalentar el ingreso de alumnos y beneficiar la creación de universidades privadas, incluso sin poder soportar acreditación, ha favorecido la privatización. Los informes que nos han hecho nuestros capítulos nacionales dan cuenta, incluso, de que cuando un CRU presenta un proyecto para crear nuevas carreras, ello se les deniega, mientras que cuando se trata de una universidad particular, la administración de la UP se apresura a su aprobación. De este modo, es justo que los CRU demanden su descentralización efectiva, pues si la administración de la UP pone cortapisas a su desarrollo mientras alienta la iniciativa privada, a la larga atentan contra su existencia, mientras son los más humildes estudiantes los que sufren el perjuicio.

De manera que el Movadup, no solo por los testimonios de nuestros capítulos regionales, sino a través de cifras, puede reafirmarse en su aserción: la administración actual de la UP ha demostrado ser agente de la deseducación, de la privatización y de un centralismo asfixiante para el desarrollo académico de la UP en general y de las regiones en particular. Eso se tiene que acabar.

 

Los comentarios están cerrados.