Estado Y Derecho
Destacados autores han dedicado tiempo a explorar desde una perspectiva científica el alcance conceptual del Estado y el Derecho. En nuestro medio, Simeón González, Egbert Wetherborne (fallecidos), Silvio Guerra, entre otros, con monografías donde platean elementos para un debate que continua, con lo cual se nos permite comprender los fundamentos de lo que denominamos crisis de correspondencia de estos dos escenarios jurídico-político y que, mal administrados, pueden llevar a la sociedad a enfrentar crisis de funcionamiento coherente y racional, y pudiera dar lugar al Estado fallido.
El concepto de Estado moderno, el que conocemos hoy, es el que emerge como resultado de la transición de lo medieval que daba cuenta de un Estado fraccionado, hacia uno de carácter universal, ya no reivindicando intereses focalizados o de casta, sino representado el interés general de toda la sociedad, cuya autonomía le permite conducirse con relativa independencia ante los resortes de poder de la estructura económica.
Desde esta perspectiva de lo moderno, parafraseando la terminología y el lenguaje de Norberto Bobbio, el Estado es poder y de acuerdo con Poutlanzas, la política es el arte de dominio y control de dicho poder. Dicho así, se pudiera concluir que el Estado – Poder, (se trata de una redundancia), que traduce control y fuerza. Por eso se señala que el Estado monopoliza la fuerza bruta elevada a institución. Paradójico, pero explicable, ese mismo Estado es fuente de creación de derecho, de uno que lo limite y controle, pero a sus vez demanda de aquel su poder para hacer valer sus mandatos.
Esta relación de Estado fuente, pero a su vez sometido al derecho que crea, es propio de la aparición del mercado capitalista, que demandó un marco de libertad individual como fuerza creadora de valor, expresado a través de relaciones jurídicas contractuales.
En consecuencia, el concepto de Estado de derecho viene a dar cuenta de una relación de poder de creación de ida, pero de control de vuelta. Un Estado que malforme esta correlación, reduciendo a un mínimo de eficacia los entes mediadores que le dan racionalidad al sistema como unidad y que, creados por el derecho por delegación de la fuerza del Estado – Poder, lleva a una crisis, cuyo universo es causa de patologías perversas como las que ha conocido recién el país.
Como se desprende de lo arriba consignado, el tema sigue dando para leer y escribir; mas hoy, cuando juristas y politólogos señalan que una visión del Estado Derecho, en los términos expresados arriba, traduce un enfoque, sino funcionalista, por lo menos, estructuralista. En consecuencia, a la terminología Poder – Estado o Estado – Poder y derecho, le agregan democrático y constitucional.