Cultura De Participación Ciudadana Y Gobernabilidad:
En reiteradas ocasiones, he señalado que no se trata de hacer oposición por oposición, sino que debe prevalecer la actitud de contribuir mediante propuestas. La efectividad de lo anterior dependerá también de la capacidad que tengan los gobernantes para estar abiertos y trabajar con lo que denominamos como “las fuerzas vivas del país”.
De no ocurrir lo uno ni lo otro, se generaría un ambiente que puede predisponer a la acción contestataria de las masas, en busca de soluciones a sus problemas.
Opino que cuando elegimos a los gobernantes no es con el deseo de que ellos fallen en su labor de administrar la nave del Estado. Todo lo contrario, los panameños aspiramos a que se gobierne en función del desarrollo y el bienestar común. Observo, con preocupación, que la gestión del actual Gobierno, comparada con la de los que le antecedieron, es la que más protestas (aisladas o no) de la comunidad enfrenta. A diario, en algún lugar del país se produce ese fenómeno de la lucha por reivindicaciones populares y sociales, entre estas, el problema del agua, las mejoras en la infraestructura educativa, el sector agropecuario, el transporte, la criminalidad, alto costo de la vida, la Zona Libre de Colón, la salud, etc. Es justo reconocer que algunas no son facturables al gobierno actual. Sin embargo, le toca encontrar soluciones a esa serie de problemas de la comunidad.
El argumento y la excusa de que se tratan de problemas heredados no funciona para la sociedad. Tampoco es saludable esa política de reacción por acción. Para nosotros, algo no anda bien por los lados del Gobierno, dada esa política de apaga fuegos.
El Gobierno tiene que encontrar mecanismos más eficaces para abordar ese chorro de protestas legítimas, y debe crear grupos de tareas que dialoguen con el pueblo y, sobre todo, para que este sepa a quién dirigirse para encontrar respuestas expeditas a sus causas. Además, hay que crear espacios para el diálogo y el consenso. Los despachos ministeriales tienen que estar abiertos a los representantes de corregimientos y, con ello, a las soluciones. En esto del diálogo y el consenso, el Gobierno ha cometido errores. No le debe tener miedo a las fuerzas orgánicas de la sociedad. Lo de la cultura de participación ciudadana, no debe quedarse en el discurso. Hay que promoverla.