Indignación Sin Consecuencias

Sigo sin comprender cómo no se presenta acción alguna, después de las declaraciones, ante medios nacionales e internacionales, de Pedro Chaluja, presidente de la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut) y, recientemente, nombrado miembro del comité ejecutivo de la Concacaf, relacionadas con el “amaño” del partido entre México y Panamá, como él mismo acertadamente lo definió y, además, sus expresiones sobre: “Las malas decisiones fueron deliberadas”; “El esfuerzo, compromiso y tenacidad de nuestra selección fue relegado a un segundo plano, por lo cual lo han sufrido amargamente”; “Considero que los desatinos arbitrales le truncaron a Panamá, de forma indebida, su legítima aspiración a convertirse en campeones de la Copa Oro 2015”; “Como panameño, me siento indignado”. Tales señalamientos parecen no tener trascendencia a falta de una acción concreta, con mayor razón si además realizó el mismo día y ante la misma concurrencia las solicitudes que ya había presentado a la Concacaf: “Exijo la remoción integral de la Comisión Arbitral de la Concacaf” a lo que ya ese organismo contestó con sanciones a los jugadores y a la Fepafut. También le pidió“abrir una investigación por el bien de nuestro fútbol, ya que las malas decisiones fueron deliberadas y motivadas por una intención de proteger a terceros”, a lo que la Concacaf respondió exonerando al árbitro delincuente, al manifestar que “fue un error que es propio del juego”.

Es sabido que un cargo internacional es importante, más para quien lo ocupa, pues no somos tontitos (hemos tenido en un cargo deportivo mucho más elevado a otro panameño y de nada ha servido para el desarrollo deportivo nacional), pues desde esa posición se puede ayudar a algunos otros dirigentes, para que sean veedores de partidos internacionales y se hagan acreedores a viajes pagados con sus respectivos viáticos, pero no para ayudar al desarrollo del deporte a lo interno del país, pues eso le corresponde a la respectiva política de Estado. Esta es inexistente en Panamá, pues se apuesta al show mediático sustentado en la improvisación, ante la mirada cómplice e indiferente de la dirigencia y del periodismo deportivo, con honrosas excepciones. Pero hoy ese estado placentero, tan deseado y buscado por algunos (turismo deportivo) debe quedar en segundo plano para la dirigencia del fútbol local, pues a Chaluja le corresponde honrar su declaración final: “Si no recibo respuestas a mis peticiones me haré a un lado” y, principalmente, por solidaridad con la dignidad que demostraron tener los jugadores panameños y como respaldo concreto a la indignación del pueblo, en especial, de la “marea roja” que tanto se promociona.

La Concacaf no se autoinvestigará. A la cuarteta arbitral dirigida por el estadounidense Mark Geiger no le pasará nada y el resultado del partido no cambiará, de forma que los daños y perjuicios infligidos a la sele y a la Fepafut quedarán en la impunidad. No podemos lograr que otros jugadores, otro cuerpo técnico y una dirigencia foránea, jueguen al fair play, pero lo que sí podemos exigirle a la dirigencia del fútbol es dignidad. Ningún interés personal ni mentalidad mercantilista puede estar por encima de ese valor esencial, que queda eternizado como ejemplo para la juventud y como lección ética en el deporte. Por ello, con todo respeto, Chaluja: ¡Renuncie al comité ejecutivo de la desprestigiada Concacaf!

 

 

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