Justicia y democracia
El flagelo de la corrupción llegó a su cénit en el quinquenio pasado. Casos y cosas inimaginables hoy están siendo develadas a los panameños que, asombrados, solo atinamos a preguntarnos si eso realmente pasó en nuestro país. Y como torbellino que arrasa lo que encuentre a su paso, la justicia debe limpiar toda esta podredumbre. No podemos frenar. No podemos dejar pasar. No podemos justificar este atraco del que fue víctima Panamá. Necesitamos que se limpie todo este sistema corrupto y que sentemos bases nuevas para el futuro de nuestros hijos y nietos. Y es que en un país, si no hay justicia, no hay democracia. Si no hay democracia, no hay libertad y si no hay libertad, no hay país. Nuestro querido Panamá tiene todo el potencial para alcanzar el desarrollo. Es prioridad encaminarse en la eliminación del flagelo de la corrupción. Que las medidas que tomemos contra todo aquel que delinca contra el erario, sean un castigo tan ejemplar que frene cualquier intento de aquellos funcionarios que aún piensan que llegaron al Gobierno para hacer negocios. Tenemos que establecer bases sólidas, porque donde hay justicia y democracia, lo demás viene por añadidura.