Eliminar la corrupción en Panamá

El crecimiento y bienestar de un país está estrechamente relacionado con la educación de la población. Es por ello que la base fundamental de toda sociedad sin lugar a dudas es la familia, fuente primaria del conocimiento para todos los niños a través de las enseñanzas de los padres, fundamentadas en el amor, el ejemplo de vida y los sólidos valores.

Al ir integrando, poco a poco, estos valores a nuestra personalidad, crecemos como personas, y al ponerlos en la práctica hacemos la diferencia como seres humano racionales, con respecto a los demás seres vivos. Posteriormente, estos valores son reforzados en los diversos centros de enseñanza escolar del país, y es por medio de nuestros trabajos que somos sometidos a las pruebas en el proceso de la toma de decisiones, mediante el desarrollo de nuestras habilidades en los puestos de trabajo en que nos desempeñamos.

Una definición más general de corrupción, es la presentada por el abogado en derechos humanos Javier García Espinar, quien señala: “El fenómeno de la corrupción (ya sea en forma de tráfico de influencias, o en forma de obtención de favores ilícitos a cambio de dinero u otros favores) constituye una vulneración de los derechos humanos por cuanto que generalmente entraña una violación del derecho a la igualdad ante la ley, y en ocasiones, llega a suponer una vulneración de los principios democráticos, conduciendo a la sustitución del interés público por el interés privado de quienes se corrompen”.

Los ciudadanos debemos exigir más información y certeza de castigo para los corruptos. Somos conscientes de que se seguirán presentando nuevos casos de corrupción, pero estoy convencido de que los hombres y las mujeres que se rigen con sólidos valores somos mayoría en nuestro país.

La receta para eliminar la corrupción en el hombre es volver a darle la importancia a estos conceptos: principios, valores, familia, sociedad.

La corrupción es uno de los males que afectan gravemente el desarrollo y la convivencia en las sociedades, y no entiende de razas, idiomas o tipos de gobierno; acecha de manera inevitable a los poderes de un país y golpea a los ciudadanos, a las inocentes víctimas de los sistemas de gestión corruptos.

Por desgracia, ha sido y es parte natural dentro del contexto del poder. A lo largo de la historia donde haya negocios, poder y dinero aparece, de forma evidente, el concepto de corrupción. Políticos, empresarios, funcionarios, etc., han caído en las espesas redes de este flagelo social.

Las deficiencias en la administración de la justicia, en la Ley de Contrataciones Públicas, el financiamiento electoral, el acceso a la información y la transparencia siguen, de una forma u otra, creando condiciones para generar actos de corrupción.

La transparencia “es el mejor antídoto contra la corrupción”.

 

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