Constituyente participativa
Con los hechos históricos e inéditos que vivimos ahora los panameños, se confirma lo que sabemos desde el nacimiento de nuestra segunda era democrática: que una nueva Constitución es de urgencia notoria. Esta es impostergable y necesaria para corregir y evitar situaciones que no deben repetirse jamás.
Si queremos que en Panamá exista bienestar para todos y bajos índices de corrupción y de violencia, entonces, una nueva Carta Magna es indispensable; es un compromiso que todos debemos asumir. Por sí sola, no resolverá todos los problemas que tenemos, sin embargo, es la columna vertebral que guiará por buen camino los destinos y el futuro de esta gran nación.
La nueva Constitución fue una de las promesa de campaña del presidente Juan Carlos Varela, ahora todos los panameños esperamos que la cumpla. El gobierno debe asegurar la participación del panameño común, a través de los cabildos comunitarios, las redes sociales, la internet y cualquier otro medio. El pueblo debe ser un protagonista importante que ayude a determinar los temas que deberán ser considerados en la nueva Carta Magna.
Cualquiera de las opciones que se utilice para crear la Constitución debe contar con la participación del pueblo, para su aprobación o rechazo, mediante un plebiscito. Esto le daría legitimidad.
Según declaraciones del presidente Varela, el proceso para la formulación de la constituyente debe empezar a mediados de este año. Para esto, el gobierno debería presentar un cronograma que nos permita darle seguimiento y tener claridad del tiempo estimado que tomará el proceso.
A nuestros hermanos colombianos les tomó seis meses elaborar y concretar su nueva Constitución, durante la presidencia de César Gaviria, a inicios de la década de 1990.
El cuerpo de notables (constituyentes) que se seleccione para trabajar la iniciativa, debe conformarse con hombres y mujeres de diferentes profesiones y experiencia, de probadas trayectorias y que integren los gremios organizados más representativos del país, incluidos los partidos políticos.
Bajo ninguna circunstancia se debe dar cabida a la participación de la actual Asamblea Nacional en cualquier parte del proceso.
La clara separación de los poderes, un enfoque social para los más vulnerables, garantizar las libertades esenciales del ser humano, entre ellas la educación como motor de desarrollo, la justicia y la seguridad deberán ser algunas de las consideraciones del producto final, que aprobaremos los panameños.
Para un pueblo esperanzado en mejores días, la nueva Constitución representa un buen inicio. Este es el momento de trabajar, todos juntos, para lograrlo.