Cuando las oportunidades se escapan

La lógica elemental llamaba a una Asamblea Nacional Constituyente apenas Guillermo Endara Galimany (q. e. p. d.) asumió el poder tras la invasión estadounidense del 20 de Diciembre de 1989. Endara no lo hizo, convencido no se sabe por quién, pero lo cierto es que sigue vigente la Constitución militarista de 1972. Lo más crítico de esto es que quienes aconsejan no hacer cambios constitucionales porque ‘no es el momento’, su convencimiento no gira sobre si las renovaciones constitucionales son buenas para el país, sino que un rompimiento del status que afectaría sus negocios. La necesidad de una nueva Constitución consiste en dotar al país de una Carta Magna acorde con el momento que vivimos; porque corta con esa etapa histórica de la vida republicana que consistió en 21 años de dictadura. Porque es la primera Constitución donde el país no tiene una quinta frontera. Esta nueva Constitución que aspiramos debería traernos cambios esenciales que nos liberen de ese excesivo presidencialismo que nos tiene atados de manos como país. Ese presidencialismo que nos conduce a un desequilibrio, porque no permite el debate de ideas, sino la imposición de las cosas. El presidente Juan Carlos Varela tiene una nueva oportunidad para llamar a esa Constituyente bajo los mecanismos establecidos. Permitir que entremos al 2019 con los mismos vicios que han imperado desde hace años, es no hacer Patria; por el contrario, es condenar el futuro de la Nación.

 

Redacción La Estrella de Panamá

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