Crecimiento sin desarrollo

La desigualdad es un problema que se agrava en Panamá. Y es que las políticas públicas están diseñadas para promover el crecimiento de los sectores que benefician solo a un segmento de la población, la más acomodada, mientras que los pobres son atendidos con subsidios ilógicos y sin sentido que en los próximos años harán más dramática la situación: se beca al que no estudia, se le paga al maleante y se jubila al que nunca cotizó… Sin embargo, se permite a los importadores de alimentos, de insumos agrícolas, de medicinas, de libros escolares; a los generadores de energía; a las empresas constructoras, etc., etc., etc…, hacer negocios con ganancias irracionales, que ya empiezan a causar asfixia en el país. Estamos entre los 25 países más caros del mundo y entre los primeros lugares en la región. Si a ello sumamos que la corrupción nos pone entre los primeros lugares, sin duda que nuestro destino es un fracaso como democracia y como país. Es cuestión de tiempo para que esto explote, porque aunque mantengan contenida a la población más necesitada con esos subsidios de migajas, el enojo está apoderándose de la sociedad. Hay que cambiar este sistema corrupto que terminará por ahogar a ricos y pobres y sumirnos a todos en un laberinto sin salida por muchos años. Todavía estamos a tiempo para cambiar y enrumbar el país por un crecimiento igualitario y un verdadero desarrollo de nuestra sociedad.

Redacción La Estrella de Panamá

 

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